Lecciones de la Biblia, Profecías, Justicia Por La Fe
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Colosenses 3:3, 4.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Colosenses 3:3, 4.
Hagan brillar la luz con buenas obras. Cristo dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”Mateo 5:13.
Me temo que haya muchos en esta condición. No todos tienen la misma obra; circunstancias y talentos diferentes capacitan a las personas para diferentes tipos de trabajo en la viña del Señor. Hay algunos que tienen cargos de mayor responsabilidad que otros; pero a cada uno le fue dada su tarea, y si la realiza con fidelidad y celo, será un fiel administrador de la gracia de Dios.
No es la intención de Dios que la luz de ustedes brille de modo que las palabras o las obras les traigan la alabanza de los hombres, sino que ellos exalten y glorifiquen al Autor de todo bien. Jesús, en su vida, presentó a los hombres un modelo de carácter.
¡Cuán poco poder tuvo el mundo para moldearlo de acuerdo con sus normas! Toda esa influencia fue desechada. El declaró: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”Juan 4:34. Si tuviésemos esa devoción a la obra de Dios, y la hiciéramos sinceramente para su gloria, podríamos decir con Cristo: “Yo no busco mi gloria”Juan 8:50.
Su vida estuvo llena de buenas obras, y es nuestro deber vivir como vivió nuestro gran Ejemplo. Nuestra vida tiene que estar escondida con Cristo en Dios, y así la luz de Cristo se reflejará sobre nosotros y la reflejaremos sobre los que nos rodean, no simplemente en palabras o profesión, sino en buenas obras y en la revelación del carácter de Cristo.
Los que reflejan la luz de Dios mostrarán una disposición amante. Serán alegres, dispuestos, obedientes a todos los requerimientos de Dios. Serán mansos y abnegados y trabajarán con amor dedicado a la salvación de las almas...
Todos los verdaderos portaluces iluminarán el sendero de otros. Apártense de iniquidad todos los que escogieron el nombre de Cristo. Si ceden a las demandas de Dios y se impregnan de su amor y se llenan de su plenitud, los niños, los adolescentes y los jóvenes los observarán para ver qué constituye la piedad práctica; y así podrán ser el medio para conducirlos por el sendero de la obediencia a Dios.
Estarán ejerciendo una influencia que soportará la prueba de Dios, y esa obra será comparada con el oro, la plata y las piedras preciosas, pues serán imperecederas. —RJ 33.
Toda la naturaleza es un anhelo de servicio; sirve la nube, sirve el aire, sirve el surco. Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde haya un esfuerzo que todos esquiven, acéptalo tú.
Sé el que aparte aparte la estorbosa piedra del camino, sé el que aparte el odio entre los corazones y las dificultades del problema.
Existe la alegría de ser sano y de ser justo; pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.
¡Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho, si no hubiera rosal que plantar, una empresa que acometer!
Que no te atraigan solamente los trabajos fáciles: ¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!
Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito con los grandes trabajos; hay pequeños servicios que son buenos servicios: Adornar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña. Aquél es el que critica, éste es el que destruye, sé tú el que sirve.
El servir no es una faena de seres inferiores. Dios, que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamársele así: El que sirve. Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿Al árbol? ¿A tu amigo? ¿A tu madre?
22/07/2019/en Novedades, ProSalud /por Fundación ProSalud