Lecciones de la Biblia, Profecías, Justicia Por La Fe
“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de Dios: porque Dios no puede ser tentado de los malos, ni él tienta a alguno: Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído, y cebado. Y la concupiscencia, después que ha concebido, pare el pecado”. Santiago 1:13-15.
“Las tentaciones sobrevendrán a raudales sobre nosotros, pues por ellas somos probados durante nuestro tiempo de gracia en la tierra. Esta es la prueba de Dios, una revelación de nuestros propios corazones. No hay pecado en tener tentaciones; pero el pecado penetra cuando se cede a la tentación”. 4T, 358.
¿Qué significa, la tentación “es la prueba de nuestros propios corazones?” Cuando nos enfrentamos a la tentación nos muestra lo que haríamos o podíamos hacer si no nos hubiéramos sometido rápidamente a Dios. Nos muestra el potencial de la naturaleza carnal pecaminosa con la cual tenemos que luchar mientras estemos en este mundo. Por eso es que Jesús también asumió la naturaleza carnal pecaminosa, para poder sentir nuestras tentaciones.
“Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Hebreos 4:15.
“La tentación no es pecado. Jesús era santo y puro; sin embargo fue tentado en todo como nosotros, pero con una fuerza y un poder que nunca el hombre tendrá que soportar. En su resistencia triunfante, nos ha dejado un hermoso ejemplo, a fin de que sigamos sus pisadas. Si tenemos confianza en nosotros mismos y nos consideramos justos, se nos dejará caer bajo el poder de la tentación; pero si miramos a Jesús y confiamos en él, invocaremos en nuestra ayuda un poder que ha vencido al enemigo en el campo de batalla, y con toda tentación nos dará una vía de salida. Cuando Satanás viene como una inundación, debemos arrostrar sus tentaciones con la espada del Espíritu, y Jesús nos ayudará y levantará bandera contra él. El padre de la mentira tiembla cuando la verdad de Dios, con poder ardiente, le es arrojada a la cara”. 5T, 402.
“El Hermano mayor de nuestra familia humana está junto al trono eterno. Mira a toda alma que vuelve su rostro hacia él como al Salvador. Sabe por experiencia lo que es la flaqueza humana, lo que son nuestras necesidades, y en qué consiste la fuerza de nuestras tentaciones, porque fue 'tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado'. Hebreos 4:15. Está velando sobre ti, tembloroso hijo de Dios. ¿Estás tentado? Te librará. ¿Eres débil? Te fortalecerá. ¿Eres ignorante? Te iluminará. ¿Estás herido? Te curará”. MC, 47-48.
“Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro”. Hebreos 4:16.
“'Viene el príncipe de este mundo-dice Jesús;-mas no tiene nada en mí.' No había en él nada que respondiera a los sofismas de Satanás. El no consintió en pecar. Ni siquiera por un pensamiento cedió a la tentación. Así también podemos hacer nosotros”. DTG, 98.
“Hay pensamientos y sentimientos sugeridos y fomentados por Satanás que molestan aun a los mejores hombres; pero si no se los alberga, si se los rechaza por odiosos, el alma no se contamina con la culpa y nadie recibe la mancha de su influencia”. 2MCP, 447.
“Satanás encuentra en los corazones humanos algún asidero en que hacerse firme; es tal vez algún deseo pecaminoso que se acaricia, por medio del cual la tentación se fortalece”. CS, 681.
“Sin vacilación ni discusión debemos cerrar y guardar del mal las vías de acceso al alma”. HAD, 366.
“Al tolerarse un pensamiento impuro y acariciarse un deseo no santificado, el alma se contamina y se compromete su integridad....
“Para no cometer pecado, tenemos que resistir sus mismos comienzos. Todo afecto y pasión han de sujetarse a la razón y a la conciencia. Todo pensamiento no santificado debe ser repelido inmediatamente”. 5T, 165.
“Ni deis lugar al diablo”. Efesios 4:27.
“Ni por un solo momento reconozcáis las tentaciones de Satanás, como estando en armonía con vuestras mentes. Alejaos de ellas, como os alejaríais del adversario mismo”. 1MCP, 32.
No te concentres en tus ideas pecaminosas, procurando traerlas a sujeción, más bien eleva tu mente a los canales celestiales y concéntrate en pensamientos divinos.
“Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; Destruyendo consejos, y toda altura que se levanta contra la ciencia de Dios, y cautivando todo intento a la obediencia, de Cristo”. 2 Corintios 10:4-5.
“Aun vuestros pensamientos han de ser sujetados a la voluntad de Dios y vuestros sentimientos puestos bajo el control de la razón y la religión. La imaginación no os fue dada para permitir que anduviera desbocada siguiendo su propia voluntad, sin que hiciera esfuerzo alguno para restringirla o disciplinarla. Si los pensamientos son malos, los sentimientos también lo serán, y los pensamientos y sentimientos combinados constituyen el carácter moral de la persona. Cuando decidís que como cristianos no se requiere que dominéis los pensamientos y los sentimientos, caéis bajo la influencia de ángeles malos e invitáis su presencia y control”. 5T, 289-290.
“No debemos obrar impulsivamente. No podemos descuidarnos un solo momento. Asaltados por tentaciones sin cuento, debemos resistir con firmeza o ser vencidos”. MC, 358.
“Satanás gobierna toda mente que no se halla en forma decidida bajo el control del Espíritu de Dios”. TM, 77.
“Los que no quieren ser víctimas de los ardides de Satanás deben custodiar cuidadosamente las avenidas del alma; deben abstenerse de leer, ver u oír cuanto sugiera pensamientos impuros”. MJ, 283.
“No pondré delante de mis ojos cosa injusta”. Salmos 101:3.
“El que haya placer espaciándose en escenas impuras, cultiva malos pensamientos y echa miradas sensuales, puede contemplar en el pecado visible, con su carga de vergüenza y aflicción desconsoladora, la verdadera naturaleza del mal que lleva oculto en su alma”. DMJ, 54.
“Porque cuál es su pensamiento en su alma, tal es él”. Proverbios 23:7.
“Cuando se oye la primera sugerencia para hacer el mal, elevad una oración al cielo y resistid firmemente la tentación”. HHD, 166.
“Pero pida en fe, no dudando nada”. Santiago 1:6.
“El comienzo del acto de ceder a la tentación está en el pecado de permitir que la mente vacile, en ser inconsecuente en vuestra confianza en Dios. El perverso siempre anda buscando la oportunidad de desfigurar a Dios, y de atraer la mente a lo que es prohibido. Si logra conseguirlo, fijará la mente sobre las cosas de este mundo. Se esforzará por excitar las emociones, por despertarlas pasiones, por fijar los afectos en aquello que no es para el bien; pero vosotros podéis someter toda emoción y pasión a control, en serena sujeción a la razón y la conciencia. Entonces Satanás pierde su poder de controlar la mente”. 1MCP, 31.
“Por lo cual, teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos, con templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es presentada cuando Jesucristo os es manifestado: Como hijos obedientes, no conformándoos con los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; Sino como aquel que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en toda conversación: Porque escrito está: 'Sed santos, porque yo soy santo'”. 1Pedro 1:13-16.
“La intervención del tentador no ha de ser tenida por excusa para cometer una mala acción. Satanás se alegra cuando oye a los que profesan seguir a Cristo buscando excusas por su deformidad de carácter. Son estas excusas las que inducen a pecar. No hay disculpa para el pecado. Un temperamento santo, una vida semejante a la de Cristo, es accesible para todo hijo de Dios arrepentido y creyente”. DTG, 278.
“Por lo demás, hermanos míos, confortaos en el Señor, y en la potencia de su fortaleza”. Efesios 6:10.
“Apoyaos en él; y a través de su poder podréis apagar todos los dardos de fuego del adversario y salir más que vencedores”. 4T, 213.
“Cuando nos veamos asaltados por las tentaciones, no miremos las circunstancias o nuestra debilidad, sino el poder de la Palabra. Toda su fuerza es nuestra. 'En mi corazón he guardado tus dichos-dice el salmista,-para no pecar contra ti'. 'Por la palabra de tus labios yo me he guardado de las vías del destructor'. Salmos 119:11; 17:4". DTG, 99.
“El padre de la mentira tiembla cuando la verdad de Dios, con poder ardiente, le es arrojada a la cara”. 5T, 402.