Lecciones de la Biblia, Profecías, Justicia Por La Fe
Una de las oraciones más hermosas de David se registra en Salmo 43:3. "Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas”.
Esta petición ferviente para entender la Palabra de Dios debe estar en el corazón de cada buscador sincero de la verdad. Una voluntad de aprender y obedecer debe caracterizar a todos los que esperan ser iluminados por el Espíritu Santo. Para estos, la bella promesa de la bienaventuranza se cumplirá. "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados" (Mateo 5:6).
Pero no es bueno rezar por la verdad si no tenemos ninguna intención de obedecerla cuando Dios responde nuestras oraciones. Uno de los favores más grandes que Dios puede derramar sobre nosotros es dar a conocer su Palabra. Y lo más presuntuoso que cualquiera puede hacer es rezar para la comprensión de la voluntad de Dios y luego negarse a obedecer, por cualquier motivo, cuando la respuesta llega.
Muchas personas son culpables de minimizar la Biblia para que concuerde con su pobre y débil experiencia, en vez de poner su experiencia en alto para satisfacer los requerimientos de la Palabra. Sólo hay una gran prueba decisiva de la verdad, y es la Biblia. Cada pensamiento religioso, todos los libros que leemos y escuchamos, y cada sermón debe medirse por la regla infalible de la Escritura inspirada. No importa lo que nos enseñaron cuando niños, o lo que la mayoría está siguiendo, o lo que nuestras emociones nos llevan a pensar o creer. Estos factores no son válidos como prueba de la verdad absoluta. La última pregunta se debe responder: ¿Qué dice la Palabra de Dios al respecto?
Algunas personas piensan que si son sinceros en lo que creen, Dios los aceptará y los salvará. Sin embargo, la sinceridad por sí sola no es suficiente. Uno puede ser sincero y estar sinceramente equivocado. Recuerdo que cuando iba a West Palm Beach, Florida, hace varios años. Al menos yo pensaba que para allá iba. Era de noche, y yo no había visto ninguna señal de tráfico en bastante tiempo. De repente mis luces del coche iluminaron un cartel que decía: "Belle Glade 14 millas".
Abatido, me di cuenta que viajaba en dirección opuesta a la de West Palm Beach. Estaba en el camino equivocado. Nadie podría haber sido más sincero de lo que fui esa noche, pero estaba sinceramente equivocado. Ahora, yo podría haber seguido el camino diciendo que de alguna manera, en algún lugar más adelante podría encontrar West Palm Beach. En vez de esto, di la vuelta al auto y regresé al lugar donde tomé el camino equivocado y seguí el camino correcto que conduce a West Palm Beach. Fue lo único correcto que pude hacer.
La Palabra de Dios tiene mucho que decir a aquellos que están dispuestos a ser corregidos. Al pueblo que debe tenérsele más lástima es al que tiene la mente cerrada. Ellos se resisten a cualquier información que varía desde sus puntos de vista personales. Sus mentes ya están fijas, y no quieren ser molestados por los hechos. Esto es especialmente cierto con respecto al tema del sábado.
Multitudes han heredado opiniones sobre el día que observan semanalmente, y les resulta muy difícil ver con objetividad cualquier otro punto de vista. Muchos de ellos saben que uno de los Diez Mandamientos requiere la observancia del séptimo día de la semana. También saben que el séptimo día es el sábado. Sin embargo, tenazmente siguen la tradición de observar un día distinto del único que Dios había mandado. Adoran el domingo, el primer día de la semana, para el que no hay un mandato bíblico.
¿Por qué lo hacen? La mayoría de los observadores del domingo simplemente han aceptado la práctica de la mayoría religiosa en la comunidad donde se criaron, suponiendo que tiene que estar bien porque muchos lo están haciendo. ¿Es ésta una suposición segura? Generalmente hablando, ¿ha estado correcta la mayoría en materia religiosa?
La Biblia claramente responde a estas preguntas en sentido negativo. Todas las fuentes disponibles de información revelan que en materia religiosa, al menos, la mayoría ha estado siempre equivocada. Jesús mismo dijo: "Y como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del hombre" (Lucas 17:26). Sólo ocho personas entraron en el arca para salvarse del diluvio. Cristo predijo que sólo unos cuantos estarían listos y se salvarían en el fin del mundo. Dios dijo: "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan" (Mateo 7:13, 14).
Es muy cierto que la gran mayoría de los cristianos de hoy, entre ellos muchos famosos evangelistas y teólogos, observan el domingo en lugar del séptimo día Sábado. Este hecho por sí solo no debe impresionar más a nadie. Por sí solo, a la luz de las palabras de Cristo, hay que levantar una bandera de advertencia. La verdad nunca ha sido popular entre las masas. Y la mayoría hoy, como en todos los siglos anteriores, no están realmente en busca de la verdad puesto que todo lo que están buscando es una religión suave, fácil, cómoda que les permita vivir como ellos quieren vivir.
Entonces, ¿cuál debe ser la prueba de la verdad del sábado? Sólo una cosa, y es únicamente esta, la Palabra de Dios. Lamentablemente, millones nunca han estudiado la Biblia por sí mismos sobre este tema. Propongo que probemos la práctica de la observancia del domingo de este grupo mayoritario y encontrar si es correcta. Si es bíblica, entonces todos debemos aceptarla y observar fielmente cada domingo. Si las Escrituras no la apoyan, entonces debemos estudiar la Palabra con diligencia hasta que encontremos el día que nuestro Señor ha mandado a la observancia.
La manera más honesta que conozco para abordar este tema es echar un vistazo a absolutamente todo lo que dice la Biblia acerca del primer día de la semana. Hay sólo ocho textos en el Nuevo Testamento que se refieren al domingo, y estudiando cuidadosamente estos versículos podemos estar seguros de que toda la prueba por considerar se encuentra ante nosotros. Si hay alguna autoridad bíblica para observar el primer día de la semana, tendrá que encontrarse en uno de estos versículos.
¿Estamos dispuestos a enfrentar las consecuencias de este tipo de estudio exhaustivo? ¡Aquí es donde nuestros prejuicios se pondrán a prueba! ¿Podemos abrir nuestras mentes por completo a lo que revela esta búsqueda objetiva? No se trata de preguntas engañosas. Personalmente, no me importa cuál día lleguemos a encontrar como el día de descanso. Si la Biblia lo enseñara, con mucho gusto observaría el lunes, jueves, viernes o domingo. Hace mucho tiempo, decidí ser un cristiano y seguir la Palabra de Dios dondequiera que me llevara, independientemente de mis sentimientos. No hay ninguna diferencia para mí cuál día guardo santo, ¡siempre y cuando sea el que es ordenado en la Biblia! Espero que sientan lo mismo al comenzar nuestro examen de todas las referencias individuales en el Nuevo Testamento que mencionan el primer día de la semana.