Lecciones de la Biblia, Profecías, Justicia Por La Fe
“Hijitos míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. 1 Juan 2:1.
“El instante en que el hombre acogió bien las tentaciones de Satanás e hizo las mismas cosas que Dios le había dicho que no hiciera, Cristo, el Hijo de Dios, se colocó entre los vivos y los muertos, diciendo: 'Caiga el castigo sobre mí. Estaré en el lugar del hombre. El tendrá otra oportunidad'”. 1CB, 1099.
¿Qué trabajo realiza el Abogado? Él nos concede otra oportunidad.
“Cuán cuidadoso es el Señor Jesús de no dar ninguna ocasión para que el alma se desespere. ¡Cómo defiende y protege al alma de los fieros ataques de Satanás! Si debido a múltiples tentaciones pecamos por ser sorprendidos o engañados, él no se aleja de nosotros y nos deja para que perezcamos. No, no; ese no es nuestro Salvador. Cristo oraba por nosotros”. 7CB, 959.
“Cristo.… está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”. Romanos 8:34.
Cuando Pedro estaba negando a su Señor, Jesús estaba orando por él y ansiando ayudarle.
“La misma compasión que se prodigó para rescatar a Pedro, se extiende a cada alma que ha caído bajo la tentación. La treta especial de Satanás es inducir al hombre a pecar, y luego abandonarlo impotente y temblando, temeroso de buscar el perdón. Pero, ¿¡por qué hemos de temer, cuando Dios ha dicho: 'Echen mano esos enemigos de mi fortaleza, y hagan paz conmigo! ¡Sí, que hagan paz conmigo?' Se ha hecho toda la provisión posible para nuestras debilidades; se ofrece todo estímulo a los que van a Cristo”. PVGM, 120-121.
“Para avanzar sin tropezar, debemos tener la seguridad de que una Mano todopoderosa nos sostendrá, y que una infinita misericordia se ejercerá hacia nosotros si caemos. Sólo Dios puede oír en todo momento nuestro clamor por ayuda”. HHD, 156.
A menudo cuando los niños fracasan, los padres los regañan y castigan y luego los desaniman, pero Jesús no es así.
“El Señor no tarda su promesa,... sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. 2 Pedro 3:9.
“El Señor soporta por mucho tiempo los extravíos delos hombres, y a todos les otorga la oportunidad de ver y abandonar sus pecados”. PP, 678.
“Un testigo silencioso cuida a toda alma que vive, buscando ganarla y atraerla a Cristo. Los ángeles nunca dejan sólo al tentado para que sea presa del enemigo, quien destruirá las almas de los hombres si se le permitiera hacerlo. Mientras haya esperanza, hasta que resistan al Espíritu Santo para su ruina eterna, los hombres son salva-guardados por inteligencias celestiales”. OHC, 23.
“El Maestro divino soporta a los que yerran, a pesar de toda su perversidad. Su amor no se enfría; sus esfuerzos para conquistarlos no cesan. Espera con los brazos abiertos para dar repetidas veces la bienvenida al extraviado, al rebelde y hasta al apóstata. Su corazón se conmueve con la impotencia del niñito sujeto a un trato rudo. Jamás llega en vano a su oído el clamor del sufrimiento humano. Aunque todos son preciosos a su vista, los caracteres, toscos, sombríos, testarudos, atraen más fuertemente su amor y simpatía, porque va de la causa, al efecto. Aquel que es más fácilmente tentado y más inclinado a errar es objeto especial de su solicitud”. ED, 294.
“Como un padre se compadece de los hijos, se compadece el Señor de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición; se acuerda que somos polvo”. Salmos 103:13-14.
“Tenemos a menudo que postrarnos y llorar a los pies de Jesús por causa de nuestras culpas y errores; pero no debemos desanimarnos. Aun si somos vencidos por el enemigo, no somos arrojados, ni abandonados, ni rechazados por Dios. No; Cristo está a la diestra de Dios e intercede por nosotros. Dice el discípulo amado: 'Estas cosas os escribo, para que no pequéis. Y si alguno pecare, abogado tenemos para con el Padre, a saber, a Jesucristo el Justo'. Y no olvidéis las palabras de Cristo: 'Porque el Padre mismo os ama'. Él quiere que os reconciliéis con él, quiere ver su pureza y santidad reflejadas en vosotros. Y si tan sólo queréis entregaros a él, el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará, hasta el día de Jesucristo. Ora con más fervor; cree más implícitamente”. CC 96.
“Todos somos falibles, todos cometemos errores y caemos en el pecado; pero si el que obra mal está dispuesto a ver sus errores cuando el Espíritu de Dios lo convenza de ellos, y con humildad de corazón los confiesa,... entonces puede ser restaurado”. FDC, 240.
“¿Has caído en el pecado? Entonces, sin más dilatar, procura de Dios la misericordia y el perdón…. Todavía se extiende misericordia al pecador. En medio de todos nuestros desvaríos, el Señor nos llama así: 'Volveos, hijos apóstatas, y sanaré vuestras apostasías'. Las bendiciones de Dios serán nuestras si escuchamos la voz suplicante de su Espíritu”. 5T, 166.
“Recordad esto. Si habéis cometido errores, ganáis ciertamente una victoria si los veis y los consideráis señales de advertencia. De ese modo transformáis la derrota en victoria, chasqueando al enemigo y honrando a vuestro Redentor”. PVGM, 267.
“Porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no volverá de vosotros su rostro, si vosotros os volviereis a él”. 2 Crónicas 30:9.