Lecciones de la Biblia, Profecías, Justicia Por La Fe
“Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis la concupiscencia de la carne. Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne: y estas cosas se oponen la una a la otra, para que no hagáis lo que quisieres”. Gálatas 5:16-17.
Hemos de tener presente que cuando hayamos sido limpiados y renovados en el espíritu de nuestras mentes, y nos hemos revestido de la nueva naturaleza, creados en verdadera justicia y santidad, esto no quiere decir la naturaleza pecaminosa, carnal. Esto se volverá sagrado cuando Cristo vuelva de nuevo. Jesús asumió la naturaleza carnal pecaminosa para poder ser tentado como lo somos nosotros, pero la tentación no es pecado. No tenemos que ceder a la incitación al egoísmo, resentimiento, irritación, impaciencia, o cualquier otra tentación. Dios es poderoso para librarnos de caer si acudimos a él.
“El cristiano sentirá la incitación al pecado, pues la carne desea vivamente la concupiscencia, oponiéndose al Espíritu; pero el Espíritu lucha contra la carne, manteniendo una continua batalla. Aquí es donde se necesita la ayuda de Cristo. La debilidad humana se une a la fuerza divina, y la fe exclama: 'Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo'". MJ, 112.
“El mayor triunfo que nos da la religión de Cristo es controlarnos a nosotros mismos. Nuestras propensiones naturales deben ser controladas, o nunca podremos vencer como Cristo venció”. 4T, 235.
“Fue 'tentado en todo como nosotros'. Satanás estaba listo para atacarlo a cada paso, lanzándole sus más fieras tentaciones; pero 'él no pecó ni fue hallado engaño en su boca'. 'Fue probado mediante el sufrimiento', sufrió conforme a la medida de su perfección y santidad. Pero el príncipe de las tinieblas no halló nada en él; ni un solo pensamiento o emoción respondió a la tentación”. 5T, 398.
“Aunque él fue probado [terriblemente] para que hablara precipitadamente y con ira, ni una sola vez pecó con sus labios. Con paciente calma hizo frente a las burlas, los sarcasmos y al ridículo de sus compañeros en el banco de carpintero”. 7CB, 948.
“Jesús no contendía por sus derechos. Con frecuencia su trabajo resultaba innecesariamente penoso porque era voluntario y no se quejaba. Sin embargo, no desmayaba ni se desanimaba. Vivía por encima de estas dificultades, como en la luz del rostro de Dios. No ejercía represalias cuando le maltrataban, sino que soportaba pacientemente los insultos”. DTG, 68-69.
“Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne: Porque si viviereis conforme a la carne, moriréis; más si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios…. si empero padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”. Romanos8:12-17.
“Cristo sufrió intensamente bajo los ultrajes y los insultos. En manos de los seres a quienes había creado y en favor de los cuales estaba haciendo un sacrificio infinito, recibió toda indignidad”. DTG, 649.
“Pero si bien Satanás podía afligir, no podía contaminar; podía ocasionar angustia, pero no profanar. Hizo de la vida de Cristo una larga escena de conflicto y prueba”. PR, 517.
“Vosotros no tenéis una dificultad, que no haya gravitado con el mismo peso sobre él, no tenéis una tristeza que su corazón no haya experimentado. Sus sentimientos podían ser heridos, por el descuido y la indiferencia de sus amigos profesos, tan fácilmente como los vuestros. ¿Es espinoso vuestro camino? El de Cristo lo fue diez veces más. ¿Estáis angustiados? También él lo estuvo. ¡Con cuánta propiedad Cristo puede ser nuestro ejemplo”. DC, 104.
“Porque para esto sois llamados; pues que también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas: El cual no hizo pecado; ni fue hallado engaño en su boca: Quien cuando le maldecían no retornaba maldición: cuando padecía, no amenazaba, sino remitía la causa al que juzga justamente”. 1 Pedro 2:21-23.
“Aunque él sentía toda la fuerza de la pasión de la humanidad, nunca cedió a la tentación de hacer un solo acto que no fuera puro, elevador y ennoblecedor”. ELC, 155.
El término pasión en sí es de género neutro (en inglés), refiriéndose simplemente a fuertes sentimientos y emociones, sean buenas o malas. Cristo nunca permitió que sus pasiones fueran malas.
“Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en verdad”. Juan 17:19.
“La santificación no es una emoción sino un principio de origen celestial que pone todas las pasiones y todos los deseos bajo el control del Espíritu de Dios; y esta obra es realizada por medio de nuestro Señor y Salvador”. FO, 89.
“En nuestra propia fortaleza, nos es imposible negarnos a los clamores de nuestra naturaleza caída. Por su medio, Satanás nos presentará tentaciones. Cristo sabía que el enemigo se acercaría a todo ser humano para aprovecharse de las debilidades hereditarias y entrampar, mediante sus falsas insinuaciones, a todos aquellos que no confían en Dios. Y recorriendo el terreno que el hombre debe recorrer, nuestro Señor ha preparado el camino para que venzamos”. DTG, 98.
“Su ejemplo demuestra que nuestra única esperanza de vida eterna consiste en sujetar los apetitos y pasiones a la voluntad de Dios”. DTG, 98.
“Pues que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también estad armados del mismo pensamiento: que el que ha padecido en la carne, cesó de pecado; Para que ya el tiempo que queda en carne, viva, no a las concupiscencias de los hombres, sino a la voluntad de Dios”. 1 Pedro 4:1, 2.
“La fuerza de carácter consiste en dos cosas: la fuerza de voluntad y el dominio propio. Muchos jóvenes consideran equivocadamente la pasión fuerte y sin control como fuerza de carácter; pero la verdad es que el que es dominado por sus pasiones es un hombre débil. La verdadera grandeza y nobleza del hombre se miden por su poder de subyugar sus sentimientos, y no por el poder que tienen sus sentimientos de subyugarle a él. El hombre más fuerte es aquel que, aunque sensible al maltrato, refrena sin embargo la pasión y perdona a sus enemigos”. CN, 147-148.
“Las pasiones inferiores tienen su sede en el cuerpo y obran por su medio. Las palabras 'carne,' 'carnal' o 'concupiscencias carnales' abarcan la naturaleza inferior y corrupta; por sí misma la carne no puede obrar contra la voluntad de Dios. Se nos ordena que crucifiquemos la carne, con los afectos y las concupiscencias. ¿Cómo lo haremos? ¿Infringiremos dolor al cuerpo? No, pero daremos muerte a la tentación a pecar. Debe expulsarse el pensamiento corrompido. Todo intento debe someterse al cautiverio de Jesucristo. Todas las propensiones animales deben sujetarse a las facultades superiores del alma. El amor de Dios debe reinar supremo. Cristo debe ocupar un trono indiviso. Nuestros cuerpos deben ser considerados como su posesión adquirida. Los miembros del cuerpo han de llegar a ser los instrumentos de la justicia”. HAD, 112.
“Porque los que son de Cristo, han crucificado la carne con los afectos y concupiscencias”. Gálatas 5:24.
“No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le obedezcáis en sus concupiscencias; Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado por instrumento de iniquidad; antes presentaos a Dios como vivos de los muertos, y vuestros miembros a Dios por instrumentos de justicia”. Romanos 6:12-13.
“El agente humano ha de cooperar con Dios y mantener en sujeción aquellas pasiones que debieran ser sometidas. Para lograr esto, debe ser incansable en sus oraciones a Dios y debe obtener siempre la gracia para regir su espíritu, carácter y acciones. Mediante la gracia impartida de Cristo, puede ser capacitado para vencer”. 1MS, 446.
“Como hijos obedientes, no conformándoos con los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; Sino como aquel que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en toda conversación: Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. 1 Pedro 1:14-16.
“Porque si viviereis conforme a la carne, moriréis; más si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis”. Romanos 8:13.
“Poned todo vuestro ser en las manos del Señor, alma, cuerpo y espíritu, y resolved convertiros en su instrumento amante y consagrado, impulsado por su voluntad, dominado por su mente, saturado de su Espíritu”. HHD, 107.
“Humillaos pues bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce cuando fuere tiempo; Echando toda vuestra solicitud en él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devore: Al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que las mismas aflicciones han de ser cumplidas en la compañía de vuestros hermanos que están en el mundo”. 1 Pedro 5:6-9.
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, mas es del mundo. Y el mundo se pasa, y su concupiscencia; más el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre”. 1 Juan 2:15-17.
“Mantengamos firme la profesión de nuestra fe sin fluctuar; que fiel es el que prometió”. Hebreos 10:23.